JUEGOS DE AMOR Y DE GUERRA
Corría el año 1942 y nuestro país estaba
gobernado por el presidente Ramón Castillo. Quien continuó la política exterior
de su predecesor, manteniendo la neutralidad argentina en la Segunda Guerra
Mundial. Creó la Flota Mercante del Estado. Tomó varias medidas de corte
nacionalista y llevó a cabo una política abiertamente autoritaria, disponiendo
de las carteras ministeriales con soltura y disolviendo el Consejo Deliberante
de Buenos Aires ante las denuncias de corrupción en el mismo.
En medio de este panorama tiene lugar un
hecho del que sabemos muy poco. Un suceso que movió los cimientos de la Escuela
de cadetes militares. Los acontecimientos fueron más o menos los siguientes: los domingos los
cadetes salían de la escuela e iban a misa. Un domingo determinado, mientras
caminaban por la Avenida Santa Fe, una joven se le acerca y los invita a ir a
la calle Junín 1381 para ganarse unos pesos en un estudio fotográfico. Pero al
llegar ahí los adolescentes entendieron que se trataba de otra cosa y no dudaron en participar de las
fiestas sexuales que ocurrían allí. El dueño del departamento Jorge Horacio
Ballvé Pinero era aficionado a la fotografía y perpetuó estos encuentros
mostrando a varios de los jovencitos desnudos, en poses provocativas y
utilizando las gorras o los cinturones del uniforme. Todo esto explotó cuando
en agosto de 1942 esas fotos llegan al teniente coronel, director de estos
alumnos y rápidamente la prensa toma nota de lo ocurrido.
Gonzalo Demaría parte de esta historia
para armar Juegos de amor y de guerra. Aquí
Manuel, un cadete, se encuentra en la iglesia con Celeste Imperio que lo invita
a un departamento de la calle Junin a pasar la noche. El tema es que el joven es
hijo de una familia alta sociedad y muy influyente. Su difunto padre y su
abuelo habían estudiado en la misma institución. Pero Manuel sabe que eso no le
gusta, que él no nació para la vida de los cuarteles. Mas el mandato familiar
es más fuerte y trata de sobrellevarlo. Carolina, la mamá, jamás permitirá que
su hijo deje la fuerza, además tiene vínculos más que estrechos con el
Teniente. La cosa es que aquel encuentro con Celeste Imperio será el detonante
de una serie de hechos, familiares, sociales e institucionales. Ya que como es
de origen ruso, suponían que era un terrorista. Además Estados Unidos
presionaba para que Argentina tome una decisión clara con respeto a la guerra y
esto condicionaba a las autoridades militares.
El texto de Demaría es muy interesante y
atractivo. Más allá de la intriga misma y el inteligente planteo dramatúrgico atrapa
por los temas que abarca, a simple vista los mandatos familiares, el honor, el
machismo, la traición, la tradición parecieran los más importantes. Pero
subyace la lucha de clases y el ascenso social, cómo la clase dominante mira
con desprecio a los inmigrantes y a sus hijos. Entrar a las fuerzas armadas era
una de las llaves para la movilidad dentro de la pirámide social.
El trabajo de dirección de Oscar Barney
Finn es muy bueno. Ubicó la acción en un espacio dominado por una gran mesa
llena de gorras militares y utilizó algunas transparencias para contar algunos
tramos. Creó atmósferas inquietantes, por momentos incómodas y otras de gran
solemnidad, todo con un gran ritmo. Su propuesta es excelente.
Los trabajos actorales son muy buenos,
destacándose Luisa Kuliok en el rol de Carolina, la madre. Un ser malisioso,
frio y calculador. Sebastián Holz como Celeste Imperio, la travesti rusa. Toda su
composición es de excelente factura.
Juegos
de amor y de guerra
es una obra sólida, interesante e intensa que trae a la luz un hecho silenciado
de nuestra historia.
Gastón Olivera
FICHA TECNICA
Autor: Gonzalo Demaría
Elenco: Luisa Kuliok, Diego Mariani,
Walter Bruno, Sebastián Holz, Diego Vergezzi
Escenografía: Alejandro Mateo
Vestuario: Mini Zuccheri
Iluminación:
Leandra Rodríguez
Diracción:
Oscar Barney Finn
Funciones: sábados 22. 30 hs
Lugar: Centro Cultural de la Cooperación
(Av. Corrientes 1543)
Duración: 70 minutos
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