YO NO DUERMO LA SIESTA
En un pueblo medio perdido en el mapa,
en esos días de calor agobiante en los que parece que el mundo se detiene Rita
y Natalí tratan de dar un poco de vida a tanta tranquilidad. Pareciera que lo
único que rompe la monotonía del lugar es el paso de un auto o cuando pasa el
hijo del vecino con la moto.
La mamá de Natalí está muy grave y no
creen que sobreviva ese día, por eso aprovechando la amistad de las niñas y
para que son sea testigo de tan duro momento es que van a pasar juntas la jornada en la casa de Rita. Pero allí la cosa tampoco es sencilla, Hilda la mamá vive
con su hermano discapacitado y la pequeña, como trabaja todo el día
Dorita, la empleada, queda a cargo de los quehaceres domésticos y del cuidado
de la hija y del hombre, sumando ese día a la vecinita. Todo es rutinario y cada
momento tiene su orden asignado, pero la cosa se va a ir modificando porque
Natalí tiene un temperamento particular, se mueve por la casa como si
fuera propia y es una niña bastante manipuladora. Así luego del almuerzo y
cuando Dorita y Aníbal duermen la siesta Rita y Natalí comienzan su ritual lúdico que
incluye disfraces, caracterizaciones, shows musicales y ese placer de convertirse
en otra persona que sólo es posible a través del juego. Pero la cosa se va
complicando cuando involucran al tío, al perro y cuando todo se empieza a
desmadrar llaman a Dorita para que trate de solucionar algo del caos
que generaron. En medio de todo eso las nenas descubren que hay un hombre en el
patio, que estuvo ahí toda la tarde. Es
el hijo de Cacho, el vecino, que llega a tratar de recuperar el amor de la
empleada. Ahí en medio de todo esto vuelve del trabajo Hilda y mientras se va
poniendo al corriente se escucha una sirena que le hace suponer lo peor con la
mamá de la nena.
Yo
no duermo la siesta
es una obra en apariencia sencilla, simple que en su propio devenir va
develando el mundo de esos personajes y sus relaciones de manera exquisita.
Habla de la amistad, del amor, de ilusiones, de madres ausentes pero sobre todo
de los niños. Dejando claro cómo a través de sus juegos van armando posibilidades de mundo y
como todo está regido por sus propias leyes alcanzan un nivel de transgresión muy alto donde
la moral, lo bueno y lo malo quedan totalmente excluidos.
El texto de Paula Marull es excelente, expone con simpleza la vida de un pueblo con un nivel de naturalidad pocas veces
visto al que se suma el grado de veracidad con que pinta el universo infantil y todo con gran sensibilidad. Por el
mismo carril corre su trabajo de dirección con el que creó atmósferas únicas,
tiempos y pausas con ritmo pueblerino y momentos que logran divertir y
emocionar. Su puesta es escena es impecable acompañada por un muy buen diseño escenográfico.
El trabajo actoral es también de gran
calidad y sin fisuras. Agustina Cabo y Luciana Grasso dan vida a las niñas de
manera magnética, con gran naturalidad moviéndose entre lo inocente y lo
perverso con excelente factura. María Marull da a Dorita una gran paleta de
colores y llega a las fibras más íntimas del espectador. Marcelo Pozzi le pone
el cuerpo a Aníbal con una composición impactante. Mauro Álvarez, es el hijo de
Cacho, el enamorado tosco y sensible que logra tanto tramos de comicidad como
así también de ternura. Sandra Grandinetti es una eficaz y contundente Hilda.
Yo
no duermo la siesta es
de esas piezas que uno sale contento del teatro. Ganadora de la 4ta edición del
Premio Artei a la producción de teatro independiente y Mención honorífica del Fondo Nacional de las Artes en el concurso obras de teatro inéditas 2012.
Además lleva 100 funciones en el teatro
independiente en su cuarta temporada.
No se la pierda
Gastón Olivera
FICHA TECNICA
Elenco: Agustina Cabo, Laura
Grandientti, Sandra Grandinetti, María Marull, Marcelo Pozzi, Mauro Álvarez,
Luciana Grasso
Escenografía: Alicia Leloutre y José
Escobar
Iluminación: Matías Sendón
Vestuario: Juan Monti
Dramaturgia y dirección: Paula Marull
Funciones: Miércoles 21 hs
Lugar: Espacio Callejón (Humahuaca 3759)
Duración: 70 minutos
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