LOS MARTES ORQUÍDEAS



Los años ’40  fueron turbulentos para la humanidad, la Segunda Guerra Mundial estaba en pleno desarrollo y gran parte del mundo se encontraba viviendo sus momentos más terribles. En Argentina en 1940 el presidente Ortiz debió delegar el mando, por razones de salud, en el vicepresidente Ramón S. Castillo. Al estallar la Segunda Mundial el gobierno declaró la neutralidad argentina ante el conflicto y Castillo, pese a las presiones inglesas, la mantuvo. Contrariamente a lo que ocurría en Europa, nuestro país estaba bastante ajeno a las situaciones horrorosas que se vivían. De hecho las políticas económicas daban grandes beneficios a la clase alta.
El empresario Saturnino Acuña vive en su elegante casa de Palermo con su mujer y sus hijas. Este esposo atento y gran padre hace que su familia lleve una muy buena vida. Además se preocupa personalmente del bien estar de sus 4 hijas. De hecho, la mayor está recientemente casada y tuvo un inconveniente con su marido  y fue Don Saturnino a buscar la mejor solución al problema. Pero más allá de ocuparse de todas su debilidad es la más chica, Elenita, que a diferencia de sus hermanas siente que no genera atracción en los hombres. Ella es romántica, ilusa lo que hace que se sienta diferente. Su padre, preocupado y sin encontrar salida a esto, le comenta a su secretaria lo que está sucediendo. Es en esa conversación donde surge la solución al problema de autoestima de la menor de sus niñas.
Saturnino decide inventarle un admirador. Así comienza a enviarle todos los martes un ramo de orquídeas que alegra y entusiasma a la muchacha. Su vida laboral sigue y cierto día llega a su oficina un joven buscando trabajo, pero es rápidamente rechazado. Entre tantas preocupaciones se olvida de enviar las flores y ante la desesperación decide contratar al muchacho para que le lleve el presente. Esta aparente solución solo viene a complicar el plan ya que Elenita cree que es su enamorado misterioso y se obsesiona con él. Es a partir de este momento que todo queda fuera de control y el empresario y la familia se ven enredados en una serie de confusiones que llevarán a un final esperado por todos.
El muy buen texto de Jorge Maestro de Los martes orquídeas está basado en la película de los Estudios  Lumiton que se estrenó en 1941 con argumento a Sixto Pondal Ríos y Carlos Olivari. Siguiendo la línea argumental del film, recrea una época, un modo de hablar y de relacionarse y todo de manera muy actual, viva. Más allá de la anécdota es interesante como aparecen algunos temas muy vigentes. Las burlas de las hermanas hacia Elenita por no tener alguien que la corteje, un caso más de bullying oculto tras una forma naif pero no menos dañina. El despilafarro de las clases altas, los celos, la competencia entre hermanos, cómo los padres se meten en la vida de sus hijos, pero todo teñido de rosa, velado tras una comedia súper efectiva y que consigue la risa franca y constante del espectador.
El trabajo de dirección de Lía Jelín es excelente, además de recrear la atmósfera de una época, encontró el ritmo justo para la comedia, acentuó los momentos de equivocaciones y confusiones haciendo que la comicidad sea efectiva. Creó una puesta en escena dinámica apoyada en el impecable diseño de escenografía de María Oswald, el muy buen vestuario creado por Daniela Taiana.
Las labores actorales son todas de excelente factura. Mario Pasik y Graciela Pal dan vida al matrimonio con soltura y extremada solvencia. Pasik es dulce, tierno; Pal se mueve entre la frivolidad, el amor a sus hijas y los celos. Ambos  manejan muy bien la evolución de sus personajes. Felipe Colombo es Cipriano, el joven en cuestión. Su labor es precisa, ajustada y lleva al desempleado a excelente puerto. Candela Vetrano pone toda su frescura a disposición de Elenita, se evidencia un trabajo preciso en su gestualidad y en su modo de decir.
Los martes orquídeas se estrenó en el marco de los festejos de la reapertura del Centro Cultural 25 de Mayo y funciona también como un homenaje a una de las películas emblemáticas de nuestro cine. Una propuesta interesante y divertida que lo transportará a un tiempo pasado pero con suma actualidad.

Gastón Olivera

Adaptación: Jorge Maestro
Elenco: Ariadna Asturzzi, Florencia Cappiello, Agustina Cerviño, Felipe Colombo, Santiago Otero Ramos, Graciela Pal, Mario Pasik, Matias Strafe, Candela Vetrano
Diseño de vestuario: Daniela Taiana
Diseño de escenografía: María Oswald
Diseño de luces: Matias Canony, Mario Gómez
Música original: Martin Bianchedi
Coreografía: Lucila Sanles
Dirección: Lía Jelín

Funciones: jueves a domingos 20 hs
Lugar: Centro Cultural 25 de Mayo (Triunvirato 4444)
Duración: 80 minutos


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