SE ALQUILA - nada es lo que parece



En la esquina de Rodríguez Peña y Corrientes vive Andrés un joven muy pulcro y ordenado. Todo en su casa está donde tiene que estar. Es prolijo y por lo que se intuye tiene una personalidad bastante estructurada. Pareciera que por su situación económica decide alquilar una habitación de su departamento para compartir gastos. Mientras plancha obsesivamente una camisa suena su teléfono celular cruza unas palabras con alguien, sigue con su rutina y cuando vuelve a sonar aparece un interesado en rentar la habitación. Se hace evidente que este es algo avasallador. Quedan para una visita ese mismo día. Cual torbellino llega Rafael, actúa de manera confianzuda, invade espacios y es muy seguro de sí mismo, de entrada ya sabe que va a alquilar el dormitorio, está convencido de ello. Pero Andrés trata de evitar ese desenfreno y le explica que para que pueda tomar la decisión correcta debe hacerle un cuestionario, pero le cuesta ya que el futuro inquilino le pide algo para tomar, toca cosas, lo toca. Llegan a un acuerdo y para poder realizar la entrevista deciden tomar una bebida alcohólica. Brindis de por medio arrancan las preguntas que harán que nos enteremos de algunos particulares de estos dos personajes y se sucederán situaciones bastante dispares como así también varios brindis con las consecuencias que sabemos que genera el alcohol. Todo esto debería llevar al dueño de casa a decidir si se queda con el joven totalmente opuesto a él o sigue buscando candidatos. Pero algo sucede, algo que hace que la cosa se enrarezca y lleve a un sorprendente final.
Se alquila es una comedia que consigue la risa franca del espectador, divierte y entretiene pero no es un simple espectáculo pasatista sino que lo más interesante se oculta tras esa apariencia simplista, porque en realidad nada es lo que parece. Es que tiempos de la posverdad, donde las aseveraciones dejan de basarse en hechos objetivos, para apelar a las emociones, creencias o deseos, es más complicado poder descifrar el fin último de una acción. Algo de esto es lo que les sucede a los personajes porque no actúan por sus propios deseos sino que pareciera que lo hacen por los de otros. O tal vez todos hacemos eso pero lo importante creería que es saber ubicar el límite. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar?
El texto del español Gonzalo Ferreño es sólido y efectivo, es interesante el modo como lo  adecuaron a nuestra ciudad y a nuestra idiosincrasia. Habla de relaciones humanas, de dolores, sufrimientos, recuerdos, apariencias, mentiras y verdades.
Desde la dirección Alfonso Burgos imprimió un ritmo que no decae, creó atmósferas atrapantes y es para mencionar el buen manejo de las pausas y los silencios. Creó una puesta en escena dinámica con una buena resolución espacial.
La química que se genera entre Diego Mesaglio y Santiago Stieben es excelente, ambos manejan muy bien los tempos de la comedia llevan toda la propuesta a buen puerto. Mesaglio expone todo su desenfado en el papel de Rafael, es sumamente natural y fresco. Stieben pasa con soltura el desafío de jugar el rol de Andrés, consigue interesantes matices en la evolución de su personaje.
Se alquila es una propuesta que deja en claro que las apariencias engañan. Un recreo para el sábado a la noche, donde la risa está garantizada. Eso sí, no cuente el final.

Gastón Olivera

FICHA TECNICA

Autor: Gonzalo Ferreño
Elenco: Diego Mesaglio, Santiago Stieben
Vestuario: Camila Cajg
Diseño de escenografía: Gaston Solla
Diseño de luces: Christian Gadea
Asistencia de dirección:
Guillermo Cornetti
Dirección: Alfonso Burgos

Funciones: sábados 21.30 hs
Lugar: Teatro Buenos Aires (Rodríguez Peña 411)

Duración: 70 minutos

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